La tristeza que envolvía a Marco tras la despedida de su querida amiga Donatella era abrumadora. Con lágrimas en los ojos y la cabeza agachada, se alejó de la playa, dejando a su hermano Pablo solo en la arena. Era la primera vez que Marco dejaba a su hermano en soledad, y el peso de la tristeza era más fuerte de lo que había imaginado.

Caminó de regreso a casa desconsolado, con la mirada perdida en el suelo, incapaz de encontrar consuelo en ese momento. La ausencia de Donatella y la incertidumbre de cuándo volverían a verse lo atormentaban. La brisa marina que antes les acariciaba ahora le parecía fría y solitaria.

Pero, a pesar de la tristeza que lo embargaba, Marco sabía que debía ser fuerte y recordar las palabras de Donatella sobre la magia y la amistad. Aunque el camino de la despedida era doloroso, guardaba la esperanza de que, en el futuro, volverían a compartir nuevas aventuras cósmicas.


El camino de la tristeza es una parte natural de la vida, y Marco estaba viviendo un momento difícil. Sin embargo, con el tiempo, encontraría la forma de enfrentar esta separación y mantener viva la magia de su amistad con Donatella en su corazón.

El amor fraternal entre Marco y Pablo era realmente fuerte, y la conexión entre ellos se manifestaba en el silencio. Mientras Marco se alejaba con la tristeza en el corazón, de vez en cuando se daba la vuelta para mirar a su hermano Pablo, como si estuviera llamándolo en silencio, sin necesidad de palabras. Era un gesto que hablaba del vínculo profundo que compartían.

Marco estaba seguro de que su hermano Pablo lo alcanzaría en algún momento, y juntos regresarían a casa. La soledad no debía vencer sobre la unión que sentían mutuamente. Era un recordatorio de que, en los momentos difíciles, la familia y la amistad pueden ser un refugio y una fuente de fortaleza.