Mientras Marco se alejaba, Pablo seguía sentado en la playa, mirando fijamente al cielo donde Donatella había desaparecido. A pesar de su tristeza, su mirada irradiaba una mezcla de asombro y esperanza que inspiraba admiración. Parecía haber establecido un vínculo profundo con el universo, como si intuyera que su amiga tortuga voladora volvería en algún momento, como si la fe en el regreso de Donatella lo llenara de determinación.

Las estrellas comenzaron a aparecer en el firmamento, una a una, como puntos de luz titilantes. Pablo, sin apartar la vista del cielo, podía sentir la inmensidad del universo a su alrededor. Cada estrella le recordaba a Donatella y las maravillosas aventuras que habían compartido juntos en el espacio estelar.

Aunque la tristeza todavía pesaba en su corazón, Pablo mantuvo la esperanza viva. Sabía que Donatella había prometido regresar, y él confiaba en esa promesa. En silencio, le envió sus pensamientos y deseos al universo, como si pudiera comunicarse de alguna manera con su amiga en la vastedad del espacio.


En ese momento, una estrella fugaz surcó el cielo, dejando un rastro brillante a su paso. Pablo cerró los ojos y formuló un deseo en su corazón, un deseo de reencontrarse con Donatella y vivir nuevas aventuras juntos. Cuando abrió los ojos, una sensación de esperanza llenó su ser.

La noche avanzaba, pero Pablo seguía sentado en la playa, mirando al cielo estrellado. Su conexión con el cosmos y su fe en el regreso de Donatella eran un faro de esperanza en medio de la tristeza. Sabía que, de alguna manera, su amiga volvería, y cuando lo hiciera, estaría listo para emprender nuevas aventuras cósmicas en compañía de la tortuga voladora.

El cielo se oscureció gradualmente, y las estrellas comenzaron a brillar en la bóveda celestial. Pablo sentado en la arena, abrazando sus rodillas mientras perdía la mirada en el resplandor estrellado.

En ese momento, una estrella fugaz surcó el cielo, dejando un rastro brillante a su paso. Pablo cerró los ojos y formuló un deseo en su corazón, un deseo de reencontrarse con Donatella y vivir nuevas aventuras juntos. Cuando abrió los ojos, una sensación de esperanza llenó su ser.

Decidió levantarse y regresar a casa, sabiendo que Marco también necesitaría consuelo en este momento de despedida. Mientras caminaba por la playa, se prometió a sí mismo que, aunque extrañaran a Donatella, nunca dejarían de creer en la magia de la amistad y en la posibilidad de futuras aventuras.

Decidió levantarse y regresar a casa, sabiendo que Marco también necesitaría consuelo en este momento de despedida. Mientras caminaba por la playa, se prometió a sí mismo que, aunque extrañaran a Donatella, nunca dejarían de creer en la magia de la amistad y en la posibilidad de futuras aventuras.

Pablo, que había estado esperando en la playa mientras observaba a su hermano Marco alejarse, finalmente se levanta con un sentimiento de remordimiento por haberlo dejado solo. A pesar de sentirse muy protector de su hermano, no pudo soportar la tristeza que Marco estaba experimentando.

Entonces, con el corazón lleno de amor fraternal y el deseo de consolar a Marco, Pablo grita: "Marco, espera, nos vamos juntos a casa. No estés triste. Ya no me siento así porque Donatella me ha prometido regresar algún día para emprender otro viaje fantástico. Debemos jubilar de alegría, porque la tristeza no es la cura del mal, sino la destrucción del bienestar."

Las palabras de Pablo transmiten un mensaje de esperanza y alegría. Reflejan su profundo afecto por su hermano y la certeza de que, a pesar de las despedidas, su amistad y la promesa de futuras aventuras cósmicas con Donatella les brindarán felicidad en lugar de tristeza.

Es un hermoso recordatorio de cómo el apoyo mutuo y la perspectiva positiva pueden superar los momentos difíciles en la vida.